El implante coclear se ha transformado en la esperanza de todas aquellas personas que sufren de sordera parcial o total para poder recuperar la audición y de esta forma poder integrarse al mundo laboral y social. Esta nueva tecnología ha significado un gran avance en el campo de la otología y ha estado en práctica con muy buenos resultados.
¿Qué es el implante coclear?
El implante coclear está indicado para las personas que padecen de sordera profunda o total y que sin este tipo de tratamiento no tienen posibilidad de recuperar la audición, ya que los audífonos convencionales tampoco les son útiles. En una persona que escucha en forma normal, las ondas sonoras pasan por el oído externo y llegan hasta el tímpano, el cual vibra y gracias a esto mueve los tres pequeños huesos que se encuentran dentro del oído que son el martillo, el yunque y el estribo.
Al moverse estos, la energía se transfiere al oído interno, los fluidos que allí se encuentran entran en movimiento y las células ciliadas se encargan de transformar esas vibraciones en impulsos eléctricos los cuales son transmitidos al cerebro por las fibras nerviosas auditivas. En algunos casos de sordera profunda, las células ciliadas están destruidas y el implante coclear las sustituye y se encarga de enviar las señales al cerebro.
El implante coclear es entonces un traductor, cuya función es transformar las señales acústicas en eléctricas, las cuales estimulan el nervio auditivo. Beneficios del implante coclear Lamentablemente, aunque parezca ser una excelente solución, los resultados de este implante auditivo varían de acuerdo a cada persona y al tipo de padecimiento auditivo de que se trate. Influye la edad, el tipo de daño y el tiempo que la persona ha estado sin escuchar.
De acuerdo a los expertos algunos pacientes responden mejor al implante que otros, pero, sin lugar a dudas, este tratamiento otorga a todas las personas que sufren de sordera la posibilidad de acceder al mundo de los sonidos, privilegio que quizás pensaron nunca más volver a tener.
Ejemplo de ello son los niños entre uno y cinco años, que al someterse al implante han podido alcanzar una comprensión auditiva y desarrollo de la lengua en niveles similares al de un niño oyente.
Otro beneficio que se ha identificado es con respecto al alcance de los sonidos. Una persona con audición normal puede detectar sonidos por debajo de 20 decibeles y la mayor parte de las personas con implante logran desarrollar una audición entre 25 y 30 decibeles.
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