Suele estar precedida por un resfriado, una gripe o cualquier otra afección de las vías respiratorias altas que curse con mocos.
Aparece por sorpresa durante la noche, el bebé se queja de forma difusa o contundente y no puede conciliar el sueño.
En ocasiones, la intensidad del llanto alerta de un dolor agudo, mientras el niño se lleva la mano al oído, si es pequeño, o te dice que le duele el oído, si ya sabe hablar. Todas las pistas apuntan a que se trata de una infección del oído medio y su tratamiento es clave para evitar que se repita constantemente.
¿Cómo prevenir la otitis en los niños y bebés?
Es recomendable utilizar gorro o tapones para nadar, evitar la humedad en el oído, no realizar una limpieza enérgica y no abusar de los bastoncillos. Para lavar el oído del bebé durante el baño, en días alternos, se debe inclinar la cabeza del pequeño para permitir que el agua entre en el oído y suavice el cerumen.
Eso evita la acumulación de cera y el taponamiento del oído, sin tener que aplastar o empujar la cera hacia el interior del oído. No obstante, existen dos buenos consejos para prevenir esta enfermedad:
- Lactancia materna. Tomar el pecho durante, al menos, los primeros tres meses de vida, retrasa a aparición de la otitis.
- Expulsar los mocos. En cuanto el niño pueda, es imprescindible enseñarle a sonarse los mocos hacia abajo para que los expulse, en lugar de sorberlos hacia arriba. Así, estaremos evitando que los mocos pasen al oído.
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