La cera de los oídos solo debe limpiarse en caso de exceso
El cerumen protege la piel del canal auditivo y aleja las bacterias, los hongos, los insectos y el agua. Además, también mantiene el canal lubricado y limpio, lo que se activa con el movimiento de la mandíbula, y que también propicia que salgan partículas de la cera junto con la suciedad o el polvo que no entra en el organismo, de manera que muchos especialistas desconfían de una limpieza adicional de los oídos, a menos que se tenga un exceso de cera.
Algunas causas que contribuyen a tener más cerumen acumulado son las dietas más grasas, la edad, padecer ansiedad, que los canales auditivos sean muy estrechos, los mismos genes o el envejecimiento, aunque en este último caso la cera también sufre un cambio y es más seca y dura, debido a la menor producción de sebo. Es por ello que las personas mayores suelen padecer más problemas de taponamiento de oído por el exceso de cera, que es la causa en términos mundiales de hasta un 80% de los casos de sordera.
La mayoría de personas que limpian sus oídos a diario lo hace por motivos culturales, puesto que la sensación de falta de higiene provoca una incomodidad.
Todavía no hay un acuerdo unánime sobre qué método de limpieza es más efectivo y menos perjudicial, aunque el más recomendable es usar una jeringuilla con agua caliente, una versión casera de lo que encontraríamos en un tratamiento médico más complejo, que usaría una jeringuilla.
El uso de bastoncillos, la medida más habitual de limpieza de los oídos, solo se aconseja para limpiar el oído externo, nunca para retirar cera, puesto que empuja la cera al interior del canal auditivo y puede perforar el lóbulo. Además, si se usan cuando los oídos han estado en contacto con el agua, podría provocar una infección.
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